En este artículo vamos a hablar de la talla de "El Cristo del Amor", Sagrado Titular de la sevillana Hermandad del Amor a la que da nombre y de su artífice, el escultor-imaginero cordobés afincado en Sevilla, Juan de Mesa y Velasco (1583-1627), que aprendió el oficio en el taller del afamado Martínez Montañés y que vivió, murió y reposa en Sevilla, pues fue enterrado en la Iglesia de San Martín.
Juan de Mesa, es el imaginero que mejor representa el realismo y naturalismo del Barroco sevillano aportando a sus obras esa especial belleza y patetismo (pues entre otras cosas Juan de Mesa estudiaba minuciosamente la anatomía y rasgos de los cadáveres), lo cual acerca a los fieles a la oración, a conmoverse y a pedir perdón.
Foto de Valladolid Arte y Ciudad
Estos detalles los podemos ver en el Cristo del Amor (Sevilla), el primero de los 10 crucificados que tenía contratados.
Foto de Santi González
El Cristo está realizado en madera de cedro, según estaba firmado en el contrato firmado el 13 de mayo de 1618 y fue terminado el 4 de junio de 1620.
Foto de Pepe
La imagen del Cristo mide 181 cms de altura, lo que facilita que sea fácilmente visto desde abajo y desde lejos (pues está concebido no sólo para estar en lo alto de un retablo, sino para ser procesionado por las calles) y su cruz había de ser hecha de madera de roble pero la cruz sobre la que actualmente está clavado es obra del año 1827, conservándose la antigua cruz en la Capilla de la Virgen Milagrosa, en la Colegial del Divino Salvador (Sevilla).
El rostro del Cristo es sereno y tiene los párpados casi cerrados, las cejas fruncidas y los labios entreabiertos, lo que acentúa el gesto de dolor. Es el rostro de un Cristo recientemente muerto, con la cabeza sobre el lado derecho del pecho, en el que vemos, además, las arrugas que causan en la piel los clavos que la traspasan en manos y pies, cuyos dedos están agarrotados por este sufrimiento. Otro detalle a destacar es la corona de espinas que está tallada sobre el mismo bloque de la cabeza (característica del escultor).
El cuerpo, mientras tanto, lo vemos sereno en lo físico y, eso sí, marcando la musculatura y venas, mientras su pelo está formado por madejas finas y simétricas en la cabeza y barba y el pecho aparece hundido, sin fuerza, como el de un cuerpo que ha expirado, que ha entregado su último aliento.
El paño de pureza que le cubre la cintura, tiene pliegues finos y profundos lo que ayuda a que los contrastes de luces y sombras nos den sensación de movimiento de las telas que están atadas con un doble nudo (al igual que hiciera Ocampo en su talla del Cristo del Calvario).
Foto de Fran Silva
Foto de Mario Urdiales Alonso
Foto de Santi González
Foto de Santi González
Con el paso de los años y tras haber sido sometido a diversas restauraciones, el Cristo perdió parte de su policromía original en 1900 mientras que en 1981 sufrió otra intervención, de manos de D. José Rodríguez Rivero-Carrera, en la que se le afianzaron los ensamblajes.
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