El Domingo de Ramos, en Morón de la Frontera (Sevilla), durante la procesión del Señor de la Bondad en su Entrada en Jerusalén, tuvo lugar una gran granizada y tormenta de agua que sorprendió a todos y echó a perder la procesión.
Los capataces hubieron de indicar a los costaleros que aligerasen su andar para intentar guarecerse y que el Paso del Señor no se viese más afectado por la tromba de agua y granizo. La Banda que acompañaba al Paso aguantó tras él aunque sus componentes estaban completamente mojados.
Los capataces hubieron de indicar a los costaleros que aligerasen su andar para intentar guarecerse y que el Paso del Señor no se viese más afectado por la tromba de agua y granizo. La Banda que acompañaba al Paso aguantó tras él aunque sus componentes estaban completamente mojados.
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