Hay quien conoce los
acontecimientos del año 1936 y su famosa noche del 18 de julio, pero en Sevilla
desde los primeros días de la II República, las malas relaciones y tensiones con
la Iglesia y sus Hermandades fueron continuas.
El paseo que hoy proponemos nos lleva a los años iniciales de la II República, quizá algo menos
destacados. Puede que otro día demos un paseo por el resto de años de la II República
y cómo afectó la nueva situación política en nuestra ciudad, a las
Hermandades de Sevilla.
Las
tensiones que se vivieron los primeros meses de la II República motivaron que
en Sevilla se llegara a declarar el Estado de Guerra en dos ocasiones. La segunda
declaración, el día 12 de mayo, estuvo motivada por la quema de varias Capillas y Conventos en un
número que pudo haber sido más elevado de no haber mediado la intervención de
las fuerzas de orden público. El 11 de mayo de 1931 habían sido incendiados el Colegio
Jesuita en la Plaza de Villasís, que ardió parcialmente, la Capilla de San José, la Iglesia del
Buen Suceso, que sufrió graves daños en su techumbre aunque se pudieron
salvar buena parte de sus retablos y sus obras pictóricas, así como la Residencia de los Capuchinos y los Conventos de los Paules y las Mínimas. Incluso se quisieron incendiar el Palacio Arzobispal y los Convento de San Leandro, San Juan de Dios y San Buenaventura. No olvidemos que la Guardia Civil evitó el incendio de la Iglesia de los Jesuitas de la C/Trajano y las Iglesias de los Salesianos y Reparadoras.
Republicanos anticlericales pasean burlonamente
con una Imagen de la Capilla de San José quemada.
(Sevilla, 1931)
Capilla de San José tras su incendio
(Sevilla, 1931)
Hubo intentos de hacer lo mismo en
otras Capillas y a otras Hermandades aunque no llegaron a conseguir sus intenciones, pero la sensación de miedo se extendió desde entonces a las Hermandades y
Cofradías de la ciudad, muchas de las cuales comenzaron a tomar medidas de
protección.
El mismo día 12 de mayo de 1931 los Hermanos de la Quinta Angustia, procedieron a esconder los objetos de valor
de la Hermandad del Amparo en una Cripta de la Capilla, lugar donde se
ocultarían todas las Imágenes del Paso salvo la talla del Cristo, que fue
llevado a un domicilio particular envuelto en una sábana. La Hermandad del
Cachorro intentó el traslado de sus Imágenes, que no fue admitido por la
autoridad para no crear alarma, aunque se colocó un retén militar de protección
en la Capilla del Patrocinio. También fueron
ocultados, en domicilios particulares, los Titulares de la Hermandad de
Montserrat y sus objetos de valor y, en secreto, también fueron retirados del Culto los Titulares de la Hermandad del Valle, por entonces en el Convento del Santo Ángel. Otras Hermandades optaron por medidas de protección como las
puertas metálicas que se colocaron en la Capilla del Gran Poder o el arca de
hierro que encargó la Hermandad de la Soledad de San Buenaventura para proteger
a su Titular.
Año 1932
Pocos meses después de
la proclamación de la II República en 1931 ya circulaba por Sevilla el rumor de
que al año siguiente no iban a salir Cofradías, con argumentos que iban desde la falta de seguridad pública del nuevo régimen o su declarado laicismo, además de argumentos como que las Cofradías demandaban subvenciones o que había una notable reivindicación monárquica.
Desde enero de 1932
comenzaron a celebrarse Cabildos Generales en las Cofradías. El Amor y la Quinta
Angustia suspendieron su salida desde primera hora. En otras Corporaciones la
división era patente y la decisión se retrasó hasta marzo como, por ejemplo, en
La Amargura. Sólo cuatro Hermandades confirmaron su salida condicionada, en general, a
“si las circunstancias y las disponibilidades así lo permitían”. Estas Hermandades valientes fueron:
-Estrella
-Exaltación
-Esperanza de Triana
-La O.
Se convocó a los Hermanos Mayores a
una reunión el 10 de febrero en el Pasaje de Oriente (C/. Albareda), ideada por
los Hermanos Mayores de San Roque y San Bernardo. En la reunión de Hermanos Mayores quedó clara la intención de la mayoría: 34 se manifestaron contrarios a la salida y 3 optaron por absteners, aunque se
quedó a la espera de los Cabildos
Generales. La prensa fue testigo de un gran debate sobre el tema.
En Pasión y Macarena salió el No. En la Estrella salió el sí por 20 contra 6.
A la salida de “La Estrella” y su apodo "La Valiente", surgido a raíz de aquello, dedicaremos un paseo especial, algún domingo de estos
(recuerdo siempre a nuestros lectores que hay que mantener el interés y crear
expectación). Hoy nos vamos a acercar a contar y ver cómo vivieron la Semana
Santa de 1932 todas las demás que decidieron no salir aquel año.
Fue una Semana Santa
triste. El Miserere de la Catedral no se
celebró y sólo se llevó a cabo, de forma conjunta, el turno de oración
ante el Monumento de la Catedral. En contraposición, Hermandades y Cofradías
intensificaron los cultos internos con besamanos y altares de cultos
extraordinarios que buscaban el acercamiento de las Imágenes a los fieles; los
ejemplos fueron numerosos:
-La
Hiniesta estuvo expuesta el Domingo de Ramos con el techo de palio como dosel.
-Las Imágenes de Las Aguas estuvieron expuestas en Besamanos
-En el Museo hubo
un Via Crucis extraordinario, culto interno que también se celebró en San
Benito, San Nicolás, San Antonio de Padua o San Pedro.
-Curiosa fue la
escenografía que montó la Hermandad de las Siete Palabras con las Imágenes de su Paso de Misterio.
-Fueron realmente suntuosos los altares que se realizaron en La
Macarena o en San Bernardo, con elementos de sus Pasos de Palio.
-Hubo solemnes Cultos celebrados en Hermandades como Pasión o el Silencio.
En la Madrugada
fue también llamativa la estampa de la Esperanza de Triana, vestida de hebrea y
situada en unas sencillas andas,
Esperanza de Triana en San Jacinto
(Sevilla, 1932)
siendo sobrecogedor el gentío que se congregó
a las 2 de la madrugada en la Plaza de San Lorenzo ante un Templo cerrado. Allí
se oyó la conocida saeta de Manuel Vallejo:
“Descubrirse
hermanos míos,
Vamos
a hincarnos de rodillas,
Que
ahí dentro está el Gran Poder,
honra
y gloria de Sevilla,
que
no nos lo dejan ver.
Honra
y Gloria de Sevilla
¿Cuándo
te volveré a ver?
Pero el
acontecimiento más desgraciado de ese año no fue el no poder disfrutar de las
Hermandades en la calle durante la Semana Santa. En las primeras horas del 8 de abril de 1932 fue consumida por las llamas la histórica Parroquia de San Julián,
sede de las Hermandades de la Hiniesta y del Rosario. El incendio provocado redujo a cenizas excepcionales obras de arte como su retablo mayor (obra de Felipe de
Ribas), la Imagen medieval de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, la Dolorosa
atribuida a Martínez Montañés o la Virgen del Rosario.
La Virgen de la Hiniesta Dolorosa (Sevilla)
Foto hacia 1932
La Virgen de la Hiniesta Dolorosa tras ser quemada
(Sevilla, 1932)
El fuego se inició antes de las 2 de la madrugada, siendo avisados los bomberos por un vecino que
paseaba por la calle Duque Cornejo. Al llegar allí los bomberos encontraron taponada la boca de riego
más cercana.
El fuego comenzó por la puerta lateral que da a la Plaza de la
Moravia, pudiendo el Sacristán sacar algunos enseres de la Sacristía. Al
amanecer de la Iglesia sólo quedaban sus muros y numerosos escombros, salvándose únicamente una Inmaculada atribuida al escultor Alonso Cano.
Interior de la Iglesia de San Julián
(Sevilla, 1932)
Interior de la Iglesia de San Julián
(Sevilla, 1932)
Interior de la Iglesia de San Julián
(Sevilla, 1932)
Plaza de San Julián tras el incendio
(Sevilla, 1932)
En este acontecimiento tan dramático, la Hermandad de la
Hiniesta perdió a sus Titulares y la mayoría de sus enseres, tales como las
parihuelas de los Pasos, los bordados del palio de Rodríguez Ojeda, diversas
insignias, dalmáticas… Otras obras de Arte desaparecidas fueron la Imagen de
Santa Lucia, el retablo de Felipe de Ribas (ya aludido) o las tablas pictóricas del siglo
XVI atribuidas a Alejo Fernández que representaban escenas de la vida de la
Virgen.
Periódicos de la época
haciéndose eco de la trágica noticia
Por otro lado, la misma tarde del día
de aquel incendio, en el Congreso de los Diputados, el presidente Manuel Azaña defendía que el incendio había sido fortuito. El Cardenal Ilundain y el Alcalde de Sevilla visitaron el escenario de la ruina esa misma tarde. El 1 de julio de 1932 fueron
detenidos, como presuntos autores del incendio, Antonio Lagares Binot, más
conocido como “La Bizca” o “María Alba”, de 18 años, y Rafael García
Aguilar, alias “La Pinocha” o “Custodia Romero”, de 16 años, 2
homosexuales del Barrio que reconocieron la autoría del fuego y varios intentos de quemar otros Templos. Diversos testigos certificaron que los dos detenidos
habían adquirido la gasolina en la droguería de la misma Plaza de San Julián.
El juicio terminó con la absolución de ambos aunque el fiscal pidió para más de 13 años de reclusión para “La
Bizca” y 8 meses para “La Pinocha”.
"La Bizca"
"La Pinocha"
Todo esto (y más) fue
el comienzo de la II República, años complicados para la Iglesia de Sevilla y, por supuesto,
para las Hermandades de nuestra ciudad. Cada uno de esos años tuvo sus
particularidades y de ello seguiremos hablando en nuestros paseos, ya que es parte determinante de
la Historia de la ciudad y sus Hermandades.
RUTAS COFRADES por Sevilla
Ruta: “Hermandades
Sevillanas y la II República”
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