Hijo y Padre, Dios hecho carne. El que siempre escucha. Cordero desnudo de ropajes, con los brazos abiertos ofreciéndonos su pecho, su corazón. Humillado por la soldadesca romana en el Gólgota al ser despojado de sus vestiduras. Su bendita túnica lleva adherida a la tela, sangre y carne viva. El inocente ya ha sido deshonrado, despojado de su dignidad, al dejar su cuerpo desnudo ante todos. Sus ropas divididas en cuatro partes y su túnica, a suerte de dados, se la jugaron. El sacrificio está preparado... se han cumplido las Escrituras.
Autor: Fernando Ortega Águila.
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