El paseo de este
domingo lo vamos a comenzar en la Iglesia de San Martín, no porque vayamos a
hablar de la Hermandad de la Sagrada Lanzada que aquí tiene su sede canónica, ni tampoco
por la magnífica arquitectura gótica del Templo, lo hacemos porque vamos a
acercarnos, brevemente, a alguien que dicen fue enterrado en dicho Templo, de quien, quizá, ampliemos información en posteriores artículos de la sección (y es que dicen las malas
lenguas que en la lectura hay que intentar enganchar por interés).
Iglesia de San Martín de Tours (Sevilla)
Plano de Sevilla (ubicación de la Iglesia)
Hablamos del escultor cordobés, Juan de Mesa y Velasco, nacido en la antigua capital califal y bautizado en su Iglesia de San Pedro un 26 de junio de 1583, quien a la edad de 23 años, en 1606, se trasladó a Sevilla donde ingresó en el taller del entonces ya afamado escultor Juan Martínez Montañés con quien firmó un contrato de aprendizaje de cuatro años de duración.
Establecido en Sevilla, en 1613 contrajo matrimonio con María de Flores y, aunque no se ha conservado la carta de su examen para acreditar su suficiencia en la escultura, se sabe que en 1615 disponía de taller propio en la colación de San Martín y contrataba sus propias obras.
En la metrópoli hispalense, Juan de Mesa creó lo mejor de su valiosa producción artística en una vida profesional intensa pero corta, ya que murió en Sevilla el 16 de noviembre de 1627, con tan sólo 44 años de edad, víctima de la tuberculosis.
Éste es el resumen, fehaciente, de lo que conocemos de Juan de Mesa más su obra reconocida y atribuida. Tampoco se conoce, a ciencia cierta, si en esta Iglesia fue enterrado (eso he escrito), si ahí yacen o estuvo durante un tiempo enterrado su cuerpo, pero es algo que se presupone pues durante muchos años éste fue el Barrio donde vivió y se estableció.
Placa conmemorativa a Juan de Mesa
Iglesia de San Martín (Sevilla)
Juan de Mesa constituye un auténtico enigma dentro del arte andaluz ya que se trata de un escultor genial cuyo nombre ha permanecido ignorado por completo durante tres siglos. En realidad, si no contásemos con la presencia tangible de su partida de bautismo y de defunción, podría dudarse si Juan de Mesa fue, en verdad, un ser humano...o un fantasma.
De Juan de Mesa no ha quedado ni un retrato ni un escrito ni una modesta biografía. Ni siquiera ha quedado una cita bibliográfica que le nombrase en algún libro aun cuando no hubiese sigo por motivos artísticos. Y es que este imaginero no es otra cosa que el fruto maravilloso de los hallazgos de una pléyade selecta de investigadores entre los que hay que citar con letras áureas los nombres de José Hernández Díaz, Celestino López Martínez, Antonio Muro Orejón y Heliodoro Sancho Corbacho. Estos, en los comienzos del año 1927, partiendo casi de cero, se propusieron averiguar, con paciencia admirable y ejemplar, la existencia real de un escultor completamente desconocido por entonces, llamado Juan de Mesa.
Sin duda, nuestro artista objeto de este artículo, no tuvo la suerte de otros contemporáneos suyos como, por ejemplo, su Maestro Martínez Montañés. Nadie habló de Juan de Mesa, ni siquiera los alumnos de su taller que, a buen seguro, tuvo. Incluso, el pintor Francisco Pacheco, suegro de Velázquez, vecino de la Alameda, misma zona donde vivía Juan de Mesa y siendo ambos hermanos de la Hermandad del Silencio (de la que Juan de Mesa llegó a ser Oficial de la Junta de Gobierno), ni siquiera le incluyó en su Galería de Sevillanos Ilustres que dejó para la posteridad.
¿Cómo pudo ser Juan de Mesa un "don nadie" para que Pacheco, persona de influencia de la época, lo ignorase? Y es que Pachecho era requerido y seguido por la Corte y tenía influencia en el Castillo de la Inquisición al igual que Martínez Montañés, que destacaba por sus obras y por su influencia en los círculos importantes de la ciudad.
Retrato de Francisco Pacheco
La explicación más extendida a esto, aunque sin confirmación (ni por persona ni por escrito ni por imagen que lo corrobore) es que a Juan de Mesa se le apartó del Círculo Artístico de la ciudad, a lo que se une su forma de ser apocada, tímida, una enfermedad que le haría pasar malos ratos y relacionarse poco y una muerte prematura, etc. ¡El perfecto caldo de cultivo para que todo se diera así!
Cuando en 1927 Sancho Corbacho determina la autoría del Señor del Gran Poder de la gubía de Juan de Mesa, la ciudad no da crédito. ¿Cómo era posible que "El Señor de Sevilla" no estuviese hecho por el "Dios de la madera"?
Viendo la reacción de la ciudad se observa nada más que lo habitual de la época en ésta nuestra Sevilla, la admiración que rayaba en fanatismo para con el Maestro Martínez Montañés tanto como que para que una obra fuera encumbrada en esta ciudad debía haber salido de las manos de Juan Martínez Montañés. Por tanto, ¿cómo la gran Imagen de Jesús del Gran Poder pertenecía a las manos del alumno y no a las del Maestro?
Retrato de Martínez Montañés
Hoy en día, aunque a Juan de Mesa un siglo después de estos descubrimientos se le ha aupado a un puesto importantísimo en la imaginería española, andaluza y sevillana, en Sevilla se sigue catalogando como "Dios de la madera" a Martínez Montañés y no podemos reprochar a nadie lo ocurrido; esta ciudad es así. ¿Nadie se ha preguntado por qué los Hermanos Mayores de la época callaron? La respuesta es sencilla: Yo, Hermandad del Gran Poder, en mis comienzos tenía todo el interés en que la adjudicación popular respecto a la hechura de mi Titular fuese atribuida al "Dios de la madera" antes que a un pobre escultor cordobés, semidesconocido y, posiblemente, ya fallecido. La respuesta tiene su lógica, ¿verdad?
Estatua homenaje a Juan de Mesa
(Sevilla)
De la imaginería de Juan de Mesa hablaremos en otro "Paseo Cofrade por Sevilla". En este paseo cofrade deseamos que hayáis disfrutado y que, además, os haya servido para conocer y reivindicar, un poco más si cabe, la figura de alguien tan destacado como Juan de Mesa y Velasco.
Un artículo de RUTAS COFRADES por Sevilla
(Juan José Parrado Cumbrera)
Ruta: “Juan de Mesa”
603693436 + whatsApp
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