Un domingo, de mañana, concretamente un 4 de mayo de 2003, desde el
aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid), Su Santidad Juan Pablo II, hoy San Juan
Pablo II, subía a los altares a Sor Ángela de la Cruz, desde entonces, para la
Iglesia Universal, Santa Ángela de la Cruz, algo que ya decían los sevillanos
que la conocían. Pero esta fama de santidad es aplicable a todos cuantos han
conocido y conocen a las Hermanas Franciscanas de la Cruz, pues el carisma de Santa
Ángela ha imbuido a todas y cada una. Y es que, estas Hermanas, como su Santa
fundadora, han estado, están y estarán permanentemente comprometidas con Jesucristo,
con el Amor de los Amores, en una vida de oración y total servicio al prójimo,
especialmente a los más desfavorecidos, los que carecen de recursos materiales
y económicos, los enfermos y desvalidos, los que están desamparados y hasta los
pobres de espíritu.
Santa Ángela de la Cruz
Como dijo el Apóstol San Juan “Dios es Amor” y ellas devuelven el
Amor que profesan a Dios, el Amor que Dios les ha dado, a cada hombre y mujer.
Ellas, sí que son
Cofrades porque, como dice el término “cum frater”, están “con el hermano”. Son
una auténtica Cofradía, porque Hermanas ya son, pero en la calle exteriorizan su
Fe y su Amor a Dios y al prójimo, su seguimiento del Evangelio. ¡Y qué
curiosa estampa, qué Cofradía más pequeña pues sólo vemos dos hermanas por la
calle, haciendo su procesión particular”. Van en silencio, dos hermanas, con
andar vivo y rostros serenos.
Hermanas de la Cruz
Su vida ha marcado y marcará al que las conozca
y, de hecho, en Sevilla bien pueden decir que las conocen y aprecian bien (pese
a que nuevos “iluminados”, progresistas trasnochados o gente con nulo corazón y
poca visión objetiva, quieran borrar su legado, pero eso es imposible pues pese
a que ellas son silentes, el pueblo habla por ellas y los miembros de las
Hermandades y Cofradías lo hacemos).
¡Que Santa Ángela se aferró a la Cruz para con ella aliviar al
pueblo!
Y es que aquella niña sevillana nacida un 30 de
enero de 1846 en el seno de una familia humilde, que la bautizó con el nombre
de María
de los Ángeles Guerrero González, supo lo que era vivir entre estrecheces hasta
el punto que, entre los 12 y los 29 años, fue una obrera trabajando en un
taller de calzado para con ello aliviar la economía familiar.
Llamada a la vida santa, fundó el
Instituto de las Hermanas de la Cruz (un 17 de enero de 1875) para con ello
ayudar a los pobres y enfermos y esta labor altruista y cristiana se vio
reflejada en los trágicos momentos que padeció la ciudad de Sevilla cuando en
1876 una fuerte epidemia de viruela hizo estragos y ella junto al resto de Hermanas
ayudaron enormemente. Siempre dos Hermanas acudían a la casa de los que estaban
enfermos y mientras una atendía al que padecía la enfermedad la otra hacía las
tareas domésticas y esto es algo que se repite a día de hoy.
Pero todavía quedará quien
menosprecie esta tarea o diga que la vida de las Hermanas de la Cruz es “ociosa”,
no están cansadas por un trabajo real y poco menos que lo que hacen es sólo por
conseguir “adeptos” hacia la Iglesia Católica.
¡Pero qué equivocados están! Su
vida es de enorme sacrificio, tienen muchas horas de contemplación (oración),
carecen de lujos o comodidades al uso y valga para ello comentar que duermen
vestidas sobre una tabla, se despiertan muy temprano, su comida es pobre,
sencilla y escasa aunque suficiente y a la hora de rezar se sientan en el
suelo.
Hermanas de la Cruz en celebración litúrgica
Sí, salen aún así a la calle cada día, en parejas (como antes quedó
dicho), sea por la mañana o hasta por la noche (pues incluso se quedan en
algunos domicilios acompañando a quien lo necesita).
Por todo, no es de extrañar que la
Casa Madre de la Institución, ese palacio de la actual Calle Santa Ángela de la
Cruz, en Sevilla (calle que algunos propusieron infelizmente, pero con saña,
quitar del callejero sevillano hace escasas fechas), sea recompensado, año tras
año, Semana Santa tras Semana Santa, en Salidas Extraordinarias o con cualquier
otro acto cofrade, con la visita y reconocimiento cumplido que hacen los
sevillanos, las Hermandades y Cofradías, a las Hermanas, las actuales y las que
ya nos dejaron.
Convento Madre de las Hermanas de la Cruz
C/ Santa Ángela de la Cruz (Sevilla)
Señor de la Sentencia (Hermandad de la Macarena -Sevilla-)
ante el Convento de las Hermanas de la Cruz
-Cuaresma-
¡Qué feliz estará Santa Ángela de
la Cruz desde su morada en el Cielo al que llegó un 2 de marzo de 1932 a la
edad de 86 años!
Como dijera Manuel Santiago, padre:
¡Benditas sean Ustedes, palomas!
Virgen de la Amargura (Hermandad de la Amargura -Sevilla-)
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