Hoy, vamos a hablar de un personaje mundialmente conocido, el español más universal y Cofrade desconocido para la mayoría: Miguel de Cervantes Saavedra.
¡MIGUEL DE CERVANTES FUE COFRADE, SÍ, Y ESTÁ DOCUMENTADO!
Nos trasladamos al Madrid de los Austrias reinando Felipe III. Cervantes que había estado viviendo en otros sitios, entre ellos Sevilla, residía entonces en la capital de la Monarquía Española.
Corría el año 1608, y tras un suceso sacrílego ocurrido en Londres, en el que ciertos individuos habían profanado unas Formas Consagradas, en Madrid esta noticia había dado pie a que un grupo de Católicos devotos, enardecidos por tal afrenta a la Eucaristía, decidiesen fundar una Congregación para la Veneración del Santísimo contando incluso con el Patronazgo de la Corona en la persona del mismísimo monarca español. Nacía así la Real Congregación de los Indignos Esclavos del Santísimo Sacramento, cuya sede inicial estaría en el Convento de Trinitarios Descalzos.
Congregación del Santísimo Sacramento de Madrid
Reglas conservadas (1780)
En la Congregación de Esclavos del Santísimo Sacramento, había una buena representación de prohombres de la sociedad de la época por cuanto, no en vano, S.M. Felipe III era su Patrono, de modo que en ella había personalidades de la alta sociedad, nobles importantes y, entre ellos, ilustres literatos de nuestro Siglo de Oro como Quevedo, Lope de Vega y Calderón de la Barca, movidos por intereses de escalar en la sociedad o, al menos, no estar alejado de ella. Pero si ésta era una motivación para ellos, no debe obviarse una sincera Fe y defensa de la Eucaristía. Y a ésta Congregación, Cofradía, Cervantes se adhirió como demuestran documentos históricos:
Documento de inscripción de Miguel de Cervantes
con firma de Cervantes al pie *
(Congregación de Esclavos del Santísimo Sacramento)
La transcripción del documento dice así:
"Recibióse en esta santa hermandad por esclabo del Santísimo Sacramento a Miguel de Cerbantes y dixo que guardaría sus santas constituciones, y la firmó en Madrid a 17 de abril de 1609. Esclavo del Santísimo Sacramento Miguel de Cerbantes".
* Es de destacar que en el pie de página, al lado izquierdo de la imagen, aparece escrito "Murio" y una cruz (suponemos que tras el fallecimiento de Miguel de Cervantes como indicativo de su baja como hermano).
Miguel de Cervantes que, como hemos dicho residía ya en Madrid, era protegido del Cardenal Sandoval y Rojas (Cardenal de Toledo y Primado de España y sobrino del Duque de Lerma) y como persona de su círculo de confianza, asistía a importantes reuniones.
Cervantes, además, fue evolucionando en su mentalidad y afianzando su Fe pasando de la indiferencia o críticas constantes que había hecho contra la Iglesia y que le habían costado ciertas prohibiciones (como cuando en El Quijote, mostraba al insigne caballero haciendo un rosario con los bajos de su camisa para rezar un millón de avemarías -fragmento que la Inquisición portuguesa prohibió).
Pasado el tiempo, en 1613, incluso solicitó ingresar como Hermano de la Venerable Orden Tercera Seglar Franciscana a la que pertenecían sus hermanas Andrea y Magdalena y su esposa Catalina.
Cervantes, por fin, juró los votos de la Orden Tercera un 2 de abril de 1616, Sábado Santo, y como Terciario murió y fue amortajado, con el modesto sayo franciscano y según las reglas franciscanas con el rosto y media pierna descubiertos.
Hábito de la Orden Tercera Seglar Franciscana
Ésta es la historia del gran escritor de las letras españolas y universales, Cofrade como nosotros que, como él mismo se definiera en julio de 1613 en sus "Novelas Ejemplares", era:
"(...) de rostro aguileño, frente lisa y desembarazada, de nariz corva, barbas de plata que no ha veinte años fueron de oro, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y esos mal acondicionados, éste es el autor de Don Quijote de la Mancha"
Miguel de Cervantes
Es el caso de Miguel de Cervantes, como Cofrade, no desde otro punto de vista, el mismo de cualesquiera de nosotros que, como miembros de una Hermandad-Cofradía, juramos sus reglas y a ella llegamos por vinculación familiar y devoción y como miembros de la Santa Madre Iglesia, hemos de alabar siempre a Cristo, rezar a nuestros Titulares, amar a la Santísima Virgen y, siempre, defender la Eucaristía y a Dios Sacramentado, por encima de todo.
Es más, no os resulte raro cómo Cervantes fue amortajado para pasar a la otra vida, por cuanto muchos de los que leáis conoceréis que el amor de un Cofrade por su Cofradía es tan grande que a la hora de llegar la muerte ansía ser enterrado con su hábito y/o su Medalla de Hermandad.
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